Ser un empresario principiante no es fácil. Más bien es difícil. Complejo. Desesperante. Frustrante… Pero no es imposible y, de hecho, dependiendo de cómo lo enfoques, es algo que te va a reportar muchas más alegrías que tristezas. Así que no tires la toalla y haz caso de todos estos consejos que acabarán repercutiendo a bien en lo que te interesa, que es el área de marketing finanzas.
La casa, eso sí, no la puedes empezar por el tejado (y en este símil el tejado vendría a ser el marketing finanzas, obviamente), así que empiézala por los cimientos. No te líes con conceptos técnicos y elevados, sino que céntrate en todo un conjunto de consejos inspiraciones que te ayuden a levantar tu empresa desde sus propios valores. Así es como se hacen las cosas.
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Arriésgate y aspira a lo máximo
Si creas una empresa sobre seguro, partiendo de una idea que otros ya han exprimido, es muy probable que tengas éxito. Pero, ojo, porque ese éxito va a ser moderado. Los grandes éxitos, por el contrario, provienen de los grandes riesgos: de idear locuras que todavía no existan y de poner toda la carne en el asador por mucho que eso implique un mayor riesgo (tanto en lo laboral como en lo económico).
Así que no tengas ningún tipo de miedo a la hora de aspirar a lo grande, a la excelencia absoluta. Piensa en ti mismo y en tu empresa de aquí a diez y analiza cómo visualizas un cuadro futuro en el que tu aventura haya sido un éxito… A continuación, traduce estas aspiraciones elevadas a la realidad. Pregúntate: ¿qué necesito para convertir ese sueño de futuro en una realidad del presente? Y ponte a trabajar en ello.
Innova
La innovación suele acompañar al riesgo en la creación de toda empresa. Está claro que apostar por ideas con cierto rodaje implican un riesgo menor, porque la innovación ya la han trabajado otros y, por lo tanto, te encontrarás el camino totalmente allanado.
Pero repetimos: capitalizar una idea ajena de éxito es una jugada de tiro muy corto que como máximo, en el mejor de los casos, te reportará un éxito moderado. Así que lo mejor es dejar de lado las ideas de otros y lanzarte a pensar: ¿qué no existe en el mundo que a mi gustaría que existiera? Porque si a ti te gusta, seguro que hay muchos otros que también lo están deseando pero que no se han atrevido a llevarlo a cabo.
Pide ayuda
No, pedir ayuda no es símbolo de debilidad. Si no todo lo contrario. Pedir ayuda implica admitir que no eres perfecto, que no lo sabes todo y que, de hecho, a tu alrededor hay mucha gente que, en determinados campos, pueden ayudarte a hacer realidad esa idea que te ronda la cabeza, pero que no sabes cómo llevar al mundo real.
Ya sea en marketing finanzas, en ventas, en administración o en cualquier otro apartado, seguro que a en tu entorno existen muchos profesionales que pueden ayudarte. Porque el mundo funciona así: hoy por mí, mañana por ti. Aunque, eso sí, también tienes que mostrarte abierto a que el “mañana por ti” llegue algún día y que así puedas devolver el favor a aquellos que te han ayudado en tu camino hacia el éxito.
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Aprende de los errores
No puedes pretender que tu nueva empresa sea un camino de rosas en el que no te vayas a encontrar ni una piedra con la que dar un traspié. De hecho, no puedes pretender eso… Pero es que tampoco deberías desearlo: de los traspiés se aprende.
De hecho, solo a base de errores es como se perfecciona una buena estrategia hacia el éxito. Analizar los fallos cometidos, tomártelos como algo personal y quebrarte la cabeza para determinar cómo solucionarlos es la única forma que una empresa tiene para depurar su modus operandi.
Vuélcate en tu empresa
No existe ni un caso en este mundo en el que un emprendedor haya tenido una idea, la haya plantado en forma de empresa, la haya abandonado a su suerte y haya vuelto pasado el tiempo para recoger unos beneficios cuantiosos. Empieza a asimilar que ese caso no existe.
Y, de hecho, ¿para qué querrías que existiera? Si eres un nuevo emprendedor, lo que quieres es volcarte en tu idea 24 horas al día y 7 días a la semana, involucrarte en todos los departamentos, tener un control total de lo que está ocurriendo por mucho que des libertad a tus empleados para que hagan su trabajo… ¿Qué esto puede sonar un poco obsesivo? Sí, claro. Pero solo la obsesión puede conducirte hacia la perfección.