Te contamos cuatro historias de empresas que se han atrevido a ofrecer un verano que rompe con lo establecido. ¿Te atreves a vivir unas vacaciones diferentes?
Cada año, cuando empiezan a subir las temperaturas y el calendario se aproxima a su ecuador, medio hemisferio terrestre cambia automáticamente el chip. Este cambio no trata solo de vestirse con prendas más ligeras, consumir alimentos más frescos o realizar otro tipo de actividades de ocio –idealmente que involucren el agua–.
El verano conlleva un cambio de mentalidad que sobrepasa el aumento del termómetro y arraiga en las costumbres, la cultura popular e incluso el marketing. Es, prácticamente junto con la Navidad, el momento del año en el que ponemos nuestros hábitos y rutinas en pausa y activamos el summer mode on.
Obviamente, las empresas se han adaptado a esta transformación anual y son muchas las que han surgido para dedicarse completamente a la estación estival. Ropa, deportes, vacaciones, alimentación… la oferta es amplísima porque la demanda es alta, pero, a veces, son las empresas las que hacen que el paradigma cambie –a mejor–.
Este mes, en nuestra sección “Stories”, contaremos cómo cuatro negocios han arriesgado y se esfuerzan para ofrecer un verano diferente: más sostenible, justo, único y positivo.
Arte y deporte unidos de forma sostenible
A estas alturas es innegable que la práctica deportiva es esencial para una buena calidad de vida. No importa que se trate de uno o varios, que sea de alta o baja intensidad, o que se practique de forma amateur o profesional. El deporte forma una parte importante de la vida de mucha gente y, la gran mayoría, demanda material deportivo de calidad que les haga alcanzar sus objetivos; y si es bonito y único, mucho mejor.
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Justo esta fue la idea que tuvieron cinco amigos cuando crearon Anomy: elaborar tablas de paddle surf ilustradas por los mejores artistas del momento. El paddle surf o SUP –Stand Up Paddle– es uno de los deportes acuáticos más populares del verano, ya que se adapta a todo tipo de aguas, edades, condiciones físicas y ritmos. Anomy descubrió que ninguna marca en el mundo cubría tablas con ilustraciones, así que se lanzaron a la aventura.
«Creemos que lo diferente es la mejor representación de lo único, simplemente porque se aparta de lo que consideramos normal, porque se aleja del status quo. Y eso va con Anomy y con lo que pretendemos ofrecer, porque queremos que os sintáis únicos», nos cuenta Carlos Paloma, Product Manager de Anomy.
Este carácter único y exclusivo –que no excluyente– que forma parte del ADN de Anomy no se limita al talento de ilustradores de renombre como Cavolo, Conrad o Brosmind; también queda estampado en su empaquetado, hecho con material compostable y botellas de plástico recicladas, en las numerosas certificaciones de calidad por su método de fabricación que minimiza los residuos y reduce el impacto medioambiental o en su Ocean Clean Up SUP Challenge.
Sabor a océanos sin plástico
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, en 2050 en los océanos habrá más plásticos que peces. En esta carrera contrarreloj, Sorbos ha dejado claro su compromiso por el planeta con la creación de algo mucho más que una marca, una forma de vida.
Y es que esta empresa no «solo» fabrica pajitas comestibles de sabores –o sin–, sustitutas de las clásicas de plástico, sino que también han iniciado un movimiento contra los plásticos de un solo uso y a favor del cuidado del océano: The Eco-Tasting. Así, nos invitan a formar parte de él a través de pequeños gestos, humildes pero fundamentales: en comidas con la familia, salidas con los amigos, invitados en casa…
A su vez, Sorbos se compromete a dedicar una parte de cada venta a ayudar a diversas ONG e iniciativas locales –que, además, pueden ser elegidas por cada comprador– con efectos positivos a nivel social y medioambiental. Con esto, junto con la eliminación de posibles pajitas del fondo del mar y sus ponencias y debates en centros educativos, cumplen su compromiso enfocado en tres de los Objetivos de Desarrollo Sostenible –ODS–: la protección de los mares, la educación de calidad y el fomento del consumo responsable.
Turismo enriquecedor y respetuoso
Cruceros, residuos, aviones, gentrificación, agotamiento de recursos…, la industria del turismo no es precisamente la más positiva. Si bien es cierto que el «boom» global del turismo de las últimas décadas ha propiciado el avance económico de muchos países y ciudades, este ha sido a cambio de un fuerte impacto social y medioambiental.
Alma mochilera surgió como contrapeso a este modelo con el objetivo de ser una agencia de viajes de aventura que ofrece conocer países y culturas de manera diferente a través de una experiencia de viajero en lugar de turista. La filosofía de la agencia persigue un turismo sostenible que enriquece la economía del país de destino y respeta sus habitantes.
El autor estadounidense Clifton Fadiman decía que «cuando viajes, recuerda que un país extranjero no está diseñado para acomodarte, está diseñado para acomodar a su propia gente». Alma mochilera aboga por la integración con la población local para empaparse completamente de otras culturas y modos de vida –usando transportes locales, comiendo en puestos callejeros, durmiendo en albergues o saliendo de las típicas rutas turísticas masivas– , a pesar de que esto suponga salir de la comodidad habitual de nuestra vida diaria. A cambio, podremos asegurarnos de que nuestro viaje no afecta a aquellos cuyo país visitamos.
Aunque sean un grano de arena en el desierto, proyectos como este, que apuestan por una forma de viajar respetuosa con el medio ambiente, solidaria y que contribuya al reparto de riqueza, dan un soplo de esperanza para un futuro en el que haya más viajeros que turistas.
Desconexión total y 100% ecológica
Seguimos en la línea de disfrutar de unos merecidos días de vacaciones, aunque esta vez con un enfoque totalmente distinto. Cambiamos la aventura y la adrenalina por el descanso y la relajación o, como lo llama Mas Salagros, la «experiencia slow».
Mas Salagros es una antigua masía del siglo XV transformada en EcoResort, o lo que es lo mismo, el primer hotel 100% ecológico de la península. El complejo se encuentra en la reserva natural de la Serralada Litoral, a 20 minutos de Barcelona, y basa sus valores en un completísimo plan de sostenibilidad.
Dicho plan –casi un manifiesto– se apoya en unos sólidos pilares: la certificación Green Globe, el más alto estándar de sostenibilidad en el turismo; un consumo energético eficiente gracias a una caldera de biomasa o a sus 250m2 de placas solares; una arquitectura bioclimática a través del uso de cubiertas vegetales como aislantes térmicos, la orientación sur del edificio o la ventilación cruzada; una oferta gastronómica centrada en productos ecológicos y de proximidad –¡de su propio huerto y granja!–, mobiliario y decoración a partir de restauraciones y materiales sostenibles y una cuidadísima gestión de residuos.
Desde el más pequeño detalle, como que el color de la fachada no contamine el paisaje, hasta la instalación de toda una estación de carga de vehículos eléctricos, la labor que lleva realizando Mas Salagros desde 2015, aunque la resumamos en apenas unas líneas, significa una gran cantidad de esfuerzo y trabajo nada desdeñables. Así, podemos hablar no solo de un gran ejemplo de gestión de un complejo turístico, sino incluso de gestión social y urbana.
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Pajitas, hoteles, aventuras, paddle surf…, existen infinidad de veranos y, nos guste más o menos, todos tenemos uno único y particular, a nuestra manera. Sí que podemos hacer, al menos, que nuestro verano sea diferente: que sume, sea positivo, justo y, sobre todo, haga que no nos arrepintamos en el futuro.
Estas cuatro empresas de nuestra “Stories”, tan diferentes entre sí, ya se han lanzado a un cambio que tiene el mismo rumbo, ahora nos toca a nosotros. ¡Feliz verano diferente!
