Claudia Costa, galerista y directora creativa del Poblenou Urban District, nos demuestra que el arte y el emprendimiento se dan la mano en la nueva edición de ‘Interviews’ de Holded Magazine.
Al entrar en la galería, la encuentro hablando por teléfono. Me saluda con una sonrisa caribeña y me indica que pronto me atenderá. Tengo suerte de haber encontrado este tiempo para hablar. Al día siguiente se va a Islandia a realizar unos talleres como parte de un proyecto europeo que conecta a distintas iniciativas culturales del continente.
Claudia Costa es la directora de la galería de arte La Plataforma y una de las fundadoras del Poblenou Urban District, una asociación privada sin ánimo de lucro que promueve Poblenou como el Distrito Creativo de Barcelona y a la comunidad que lo representa.
Ella es una emprendedora con alma de artista. Una de las responsables de la revolución cultural que se viene gestando durante los últimos diez años en este distrito de Barcelona. Nadie mejor que ella para protagonizar nuestra nueva ‘Interviews’, emprender es un arte.
Harald Meyer-Delius: ¿De dónde viene el nombre de La Plataforma?
Claudia Costa: Ya tenía claro que iba a ser un espacio pluridisciplinar, galería de arte, estudio de producción y espacio gastronómico, una plataforma de artistas y profesionales vinculados con multimedia y gastronomía. Cuando estaba preparando el anteproyecto para buscar financiación en el dosier de presentación, llame el proyecto La Plataforma BCN. Solo por llamarlo de una manera. Me dije: ya le buscaré el nombre.
Pero al mismo tiempo, empezaron a aparecer un montón de espacios que decían: “somos una plataforma de arquitectos, somos una plataforma de artistas visuales, una plataforma de no sé qué”, y dije, pues nada, no, nosotros somos LA Plataforma. Y así se quedó. Pero inicialmente, ese no iba a ser el nombre.
H.M.D.: ¿Cómo fueron los inicios de la galería?
C.C.: Un desastre (risas) porque, claro, yo pensaba como artista. Antes yo siempre me preguntaba, ¿por qué una galería se queda con el 50% de la venta de la obra del artista? No lo entendía. Así que al principio yo le decía a los artistas que la galería se quedaría solo con un 20% de la venta. Después de unos meses de poner en marcha el proyecto, me di cuenta de que eso era insostenible.
La galería se encarga del coste de la infraestructura, de la producción, de la comunicación, del equipo… Desde afuera es difícil ver el gran trabajo que es tener una galería en cuanto a la promoción de los artistas.
En aquel entonces viajaba mucho a Venezuela y Estados Unidos, donde me encontraba con artesanos y artistas con trabajos muy interesantes. Quería traer a un juguetero de Mérida (Venezuela) que hace unas reproducciones de los Beatles enormes. Quería hacer un montón de cosas. Quería traer las sillas de madera fantásticas de Casa Curuba, pero las maderas tropicales, cuando las traes para acá, explotan…
H.M.D.: ¿Explotan?
C.C.: Literalmente. Explotan por el cambio de temperatura y aparte cada una terminaba costando como unos 5.000 euros porque el gobierno venezolano te cobraba unas tasas exorbitantes para sacarlas de allá. Hubo mucho ensayo y error en los principios de la galería.
HoldedMagazine en tu inbox
H.M.D.: ¿Cómo empezó tu carrera en el mundo del arte?
C.C.: Es complicada esa pregunta. Yo empecé estudiando arquitectura en Caracas y después vine a Barcelona para estudiar arte. Mi título es de pintura, pero dentro de la Escola Massana también hice escultura y después multimedia.
Después de graduarme, me fui a Londres, donde estuve haciendo unos cursos de procedimiento contemporáneo e imagen. Al regresar a Barcelona estudié grabado y empecé a mezclar técnicas. El trabajo que empiezo a exponer es más instalación e intervención de espacio. Al principio, quería vivir de ser artista, pero la vida te lleva por otros derroteros.
H.M.D.: ¿Podrías explicar más?
C.C.: Estaba trabajando a nivel audiovisual como artista. Hice un par de exposiciones colectivas en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, pero no estaba viviendo de mi arte. Vivir de tu trabajo como artista es bastante complicado… sobre todo si estás fuera de tu país.
H.M.D.: ¿Es ahí cuando entras en el mundo de la publicidad?
C.C.: Sí. Empiezo haciendo making of de anuncios de publicidad. Después me llamaron para trabajar en una productora, más tarde otra y así fui aprendiendo en el mundo de la producción audiovisual. Al final estuve trabajando 12 años. Empecé recogiendo cables y terminé llevando producciones. Podía pagar el alquiler, pero cada vez me fui alejando más de mi lado artístico.
H.M.D.: ¿Y cuándo tomaste la decisión de abrir la galería?
C.C.: Después de un tiempo, me empezaron las ganas otra vez de tener mi propio proyecto, así que decidí dejar la productora y trabajar como freelance porque pensé que eso me daría más tiempo. Pero me entraba tanto trabajo que me seguía desvinculando.
No fue sino hasta que quedé embarazada, que pude parar un poco y pensar en qué era lo que quería hacer. Ya tenía claro que no podía vivir como artista, pero sí podía seguir haciendo una de las cosas que a mí me apasiona más, que es la transformación de los espacios.
Es en ese momento que nace la idea de no solo una galería, sino también un estudio de producción audiovisual y un espacio gastronómico. Pensé que la forma de hacer el proyecto rentable era que hubiera tres actividades dentro del mismo espacio. Decidí emprender para no desvincularme del arte, porque es mi vida.
H.M.D.: Este espacio era una imprenta antes de que lo cambiaras, ¿no?
C.C.: Sí, era una imprenta que llevaba diez años abandonada. Arriba había unas oficinas que parecían unas ratoneras, donde se iban almacenando también parte de los periódicos que hacían. También había cuatro montacargas y en la parte de atrás, en el galpón (taller), era donde estaban las máquinas más grandes. Tuvimos que hacer una inversión bastante elevada para transformar el espacio y sacar las licencias de actividad.
H.M.D.: ¿Por qué decidiste abrirla en el Poblenou?
C.C.: Creía que por aquí era donde tenía que crecer la ciudad. Pero en ese momento solo teníamos alrededor naves industriales abandonadas. Es ahí cuando nace la idea del Poblenou Urban District.
H.M.D.: ¿Nos podrías explicar de qué se trata?
C.C.: Nació desde una necesidad, desde la necesidad de que la galería y otros espacios creativos en Poblenou pudieran tener visibilidad. Porque, al estar en una zona industrial, no teníamos muchas visitas. Una de las primeras producciones que organizamos fue un festival que se llamaba The Corner Festival.
La gente venía y decía “esto es fantástico, parece que estés en Nueva York o en Berlín. Lástima que te hayas ido a Badalona” y yo respondía “no, sigo en Barcelona”. Era como si hubiese una barrera invisible en la calle Marina que separaba al Poblenou del resto de la ciudad.
Claro, durante los primeros tres años de la asociación no había nada de financiación. Era duro porque dependíamos de colaboraciones. La Plataforma sostenía a Poblenou Urban District y al mismo tiempo Poblenou le daba la visibilidad a La Plataforma.
H.M.D.: ¿Cómo se diferencia la gestión de una galería a otros negocios?
C.C.: Es difícil de decir porque cada galería se gestiona de forma distinta. Al mismo tiempo, funcionan igual que otros negocios, o sea, hay que vender para poder trabajar y desarrollar todo lo que quieras dentro. Hay una parte más romántica, eso sí, porque estás haciendo lo que tú quieres. La empatía que sientes por un proyecto así es muy grande.
En el caso de La Plataforma, me encantaría poder decirte que vivimos del arte y ya está, pero la realidad es otra. Es una galería y un estudio de producción. Hay momentos del año que vivimos de las ventas de arte, hay momentos que vivimos de las producciones que hacemos a nivel cultural y otros que vivimos de las colaboraciones que hacemos con Poblenou Urban District.
Tenemos distintas líneas de trabajo. La sede de la asociación está aquí y el momento que estás produciendo un evento y montando una exposición al mismo tiempo puede ser un poco caótico.
H.M.D.: ¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo y qué es lo que menos?
C.C.: Lo que más me gusta de mi trabajo es que le estás dando visibilidad a muchísimos artistas. Eso y crear espacios. Lo que no me gusta es que para trabajar con la cultura siempre hay pocos recursos.
H.M.D.: ¿Cuáles serán los siguientes pasos de La Plataforma?
C.C.: Estoy ahora terminando el diseño de la página web, la idea es desarrollar un ecommerce para expandir y vender más allá de Barcelona.
H.M.D.: ¿Y el Poblenou Urban District?
C.C.: El tema de la gestión cultural es que es muy atractiva desde afuera, pero hay un equipo de personas detrás que trabaja muy duro. La membresía que pagan los socios son parte de los ingresos de la asociación, pero esto no llega a cubrir las producciones de los eventos culturales. Estas las financiamos con subvenciones.
El siguiente paso para la asociación sería buscar patrocinadores privados que crean en el proyecto. Esa sería la única forma de pagar sueldos coherentes al equipo de profesionales que está trabajando en el proyecto.
H.M.D.: ¿Finalmente, qué eventos están organizando ahora?
C.C.: El 7 de octubre (2022) inauguramos Block del artista Sasha Sime en La Plataforma. El 5 de noviembre (2022) tenemos la quinta edición de los Urban Talks que se celebrarán en el Disseny Hub. Estas son una serie de charlas que tienen como objetivo abrir debates sobre la cultura y la creatividad con relación al entorno urbano. El tema de esta edición es Los límites espaciales de la cultura.
Después, el 25 de noviembre (2022), se inaugura Arte & Venta, que es cuando la galería se convierte en una concept store con una exposición colectiva de todos los artistas que colaboran con la galería y también traemos algo de editorial y diseño.
El mismo día celebraremos la novena edición del Open Night que es una noche donde la comunidad creativa de Poblenou Urban District abren sus puertas y ofrecen una programación muy variada de distintos eventos. Una noche muy especial para conocer el Distrito Creativo.
H.M.D.: El 25 vas a tener mucho tiempo libre.
C.C.: Podremos conversar otra vez (risas).
