El formato de microempresa se está imponiendo gracias a sus grandes posibilidades. En este artículo te explicamos por qué lo “micro” es un buen negocio.
El tamaño no importa. Puede parecer broma, pero es que esto es algo que aplica incluso en un entorno empresarial. Y es, tras vivir una verdadera obsesión con el concepto pyme (ya sabes: pequeña y mediana empresa), es el momento de que la partícula “micro” se convierta en la nueva moneda de cambio común del mundo de los negocios.
Y es que ya es totalmente oficial: las microempresas están imponiendo unos modelos rentables que ya quisieran para sí muchas otras estructuras de negocios megalómanas. Porque, al fin y al cabo, todo se hace mucho más asequible: desde el trato humano hasta le elección del mejor programa de facturación.
¿Nos encontramos ante la escala empresarial más humana? Puede ser. Pero eso es algo que vamos a ver a continuación cuando nos metamos de lleno en este concepto.
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¿Qué es una microempresa y en qué se diferencia de la pequeña empresa?
Echémosle la culpa (como con tantas otras cosas) a la crisis: fue esta situación de debacle económica la que impulsó a muchos emprendedores a apostar por ideas innovadoras a través de microempresas capaces de generar beneficio partiendo de la menor infraestructura posible. De ahí viene lo de “micro”: pequeño en tamaño, grande en posibilidades.
Aun así, debemos considerar que, como siempre ocurre con este tipo de términos, su significado viene definido por la ley. Y que la ley cambia de país en país. En nuestro territorio, por ejemplo, todo lo concerniente a este tipo de empresas está gestionado por la AEMME, que no es otra cosa que la Asociación Española Multisectorial de Microempresas.
Por eso mismo, en pleno año 2020 ya podemos confirmar que, en el caso de España, para poder hablar de empresas de tamaño pequeño tienen que cumplirse tres requisitos básicos:
- Que la totalidad de las partidas del activo de la empresa no exceda el millón de euros.
- Que el importe neto de sus negocios anuales no rebase la cifra de dos millones de euros.
- Que la plantilla media durante el ejercicio fiscal no supere los 10 empleados.
Bien, ya sabes qué es una microempresa. Sin embargo, ahora quizás tus dudas pasen por queres saber cuál es la diferencia exacta entre una microempresa y una pequeña empresa. Y, aunque el tamaño no importa para todo lo demás, resulta que para definir los límites entre ambos tipos de empresa sí que importa. Y mucho.
La cuestión es que una pequeña empresa es aquella que tiene una plantilla de menos de 50 empleados y cuya facturación anual no rebasa los 10 millones de euros. Lo que, comparado con lo que ya hemos visto más arriba en cuanto a la empresa de tamaño micro, no tiene nada que ver con los 10 trabajadores y una facturación inferior al millón de euros.
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Ejemplos actuales de microempresas
Una tienda de ropa, un restaurante, una panadería, una peluquería, un gimnasio, una frutería… Estamos rodeados de ejemplos funcionales de microempresas que, de hecho, han sido micro durante toda la vida y mucho antes de que ninguna ley las definiera.
Ahora, si lo que te estás preguntando más bien es por ejemplos mucho más actuales y nativos de la era digital, también tienes muchos otros en tu entorno… Piensa, por ejemplo, en todas esas empresas que han nacido delante de un ordenador, que es lo que se necesita para desarrollar una app de cualquier tipo. Piensa también en las empresas especializadas en publicidad móvil, que es un tipo de publicidad que no necesita de soporte físico de ningún tipo.
Pero piensa también en modelos de negocio relativamente nuevos como el ecoturismo o los negocios móviles (sí, nos estamos refiriendo a esa street food que poco a poco se está convirtiendo en un paisaje habitual de las grandes ciudades de nuestro país). Todos ellos son ejemplos de microempresa… y también pueden ser una buena inspiración si lo que estás buscando es una buena idea para emprender.