“Sigue tu pasión”. No son pocas las veces que nos hemos encontrado con este mantra motivacional, una suerte de mandato de los nuevos negocios que promete alcanzarnos todas las metas que nos hemos propuesto en la vida –laboral–. Sigue tu pasión y ésta te guiará hasta el éxito y la realización. ¿Seguro?
En un artículo publicado por Olga Khazan para el blog en Medium de la revista The Atlantic, la redactora trata de pinchar la burbuja de apasionados soñadores. Lo hace recurriendo a las enseñanzas Carol Dweck, profesora de Psicología en la Universidad de Stanford, quien suele preguntar en sus seminarios: “¿Cuántos de ustedes esperan encontrar su pasión?”.
Casi todos levantan la mano, y casi todos están errados en su planteamiento. “Por lo general no sucede de esa manera”, afirma la profesora, que tampoco está de acuerdo con el siguiente tópico: “Encuentra algo que ames y no tendrás que volver a trabajar un solo día en tu vida”.
Según Paul O’Keefe, profesor de Psicología de Yale, “esto significa que si haces algo que se parezca al trabajo, significa que no te gusta”, y ofrece el ejemplo de una estudiante que saltaba de laboratorio en laboratorio hasta encontrar un tema de investigación apasionante. “Seguía esa idea de que si no estaba completamente abrumada por la emoción al entrar en el laboratorio, entonces no era de interés porque no era su pasión”.
Por esa razón, O’Keefe se acompañó de dos investigadores de Stanford para realizar un estudio que sugiere que ya va siendo hora de cambiar la manera en la que ambicionamos nuestros intereses. Porque las pasiones no se encuentran debajo de una mesa o escondidas en un matorral, sino que se trabajan y se desarrollan.
En su trabajo investigatorio, los autores fijan la diferencia entre las dos mentalidades. Una es la ‘teoría de intereses fija’, según la cual, los intereses esenciales de la persona están ahí desde el nacimiento, esperando a ser descubiertos. Otra es la ‘teoría del crecimiento’, para la que los intereses son semillas que van siendo plantadas y cultivadas a lo largo del tiempo.
Para evaluar cómo estas diferentes mentalidades influyen en la búsqueda de diferentes temas, los investigadores realizaron una serie de estudios sobre estudiantes universitarios, un grupo social al que a menudo se le aconseja que encuentre su pasión para a partir de ella desarrollar su carrera profesional.
Los estudiantes empezaron respondiendo una encuesta que los clasificaría como ‘techy’ –interesado en ciencias o matemática– y ‘fuzzy’ –interesado en artes o humanidades–. A su vez completaron una encuesta para determinar si estaban de acuerdo o no con la idea de que los intereses de una persona no cambian con el tiempo. Luego leyeron un artículo que no concordaba con sus intereses: cuanto más apoyaban una teoría de intereses “fija”, menos interesados estaban en el artículo que no coincidía con su identidad mencionada.
Después, los autores repitieron el procedimiento cambiando el orden, e hicieron que en primer lugar leyeran la teoría de intereses fija o la teoría del crecimiento. De nuevo, aquellos que aprendieron que los intereses están fijos a lo largo de la vida de una persona quedaron menos cautivados por un artículo que no concordaba con sus intereses.
Esto llevó a pensar a los autores que los estudiantes que han fijado teorías de interés podrían renunciar a conferencias u oportunidades interesantes porque no se alinean con sus pasiones previamente establecidas. O que pueden pasar por alto las formas en que otras disciplinas pueden cruzarse con las suyas.
Así lo resume uno de los investigadores, en palabras recogidas por Olga Khazan: “El hecho de que las pasiones sean cosas que se encuentran completamente formadas y tu trabajo sea buscarlas alrededor del mundo es una idea loca. No refleja la forma en que mis alumnos o yo experimentamos la escuela, donde vas a una clase o tienes una conversación y piensas: eso es interesante. Es a través de un proceso de inversión y desarrollo cuando encuentras una pasión duradera en un campo”.
Otra razón por la que no deberíamos aceptar la idea de la teoría fija es porque puede hacer que las personas se rindan demasiado fácilmente. Si algo nos resulta difícil, entonces podríamos llegar a suponer que simplemente no hemos encontrado nuestra pasión.
Por eso, los autores de la investigación animan a cultivar la mentalidad de ‘crecimiento’ entre los estudiantes, animar a que no abandonen sus tareas cuando las encuentren trabajosas y desterrar la idea de que la pasión es algo que se genera por combustión espontánea. ¡No hay que buscar la pasión, hay que trabajarla y cultivarla!
(Fuente: Medium)