El criterio de caja es un régimen especial de IVA, al que pymes y autónomos pueden acogerse de forma voluntaria, que consiste en atrasar el pago del IVA a Hacienda de las facturas emitidas hasta que se cobren.
Uno de los objetivos de esta medida, que el Gobierno español aprobó en tiempos de crisis, era precisamente solucionar los problemas de liquidez que estaban sufriendo muchas empresas y autónomos. Pero, ¿realmente el criterio de caja puede resolver los problemas de cash flow?
El criterio de caja para ganar liquidez. ¿Funciona?
El régimen tributario del criterio de caja fue una medida incluida en la Ley de Emprendedores que entró en vigor el 1 de enero de 2014. Se trata de una medida que, tanto pymes como autónomos, llevaban reclamando al Gobierno español desde hacía tiempo. Y, sin embargo, menos de un 1% de los contribuyentes se han acogido a ella hasta la fecha.
¿Por qué no ha tenido éxito el criterio de caja del IVA?
A priori, el criterio de caja parecía la solución perfecta para para aquellas empresas o autónomos con problemas de liquidez.
El hecho de no tener que pagar el IVA repercutido a Hacienda hasta cobrar las facturas emitidas daba un aparente margen de maniobra, ya que con el dinero del IVA que no era necesario ingresar en la Agencia Tributaria se podían ir pagando las facturas recibidas y seguir operando con normalidad.
En el fondo, podría decirse que acogerse al criterio de caja del IVA se pensó como una manera de solucionar el desajuste que tenían algunas empresas entre sus fechas de cobro y de pago, en los casos en los que el pago era al contado y el cobro a uno o más meses vista.
Pero finalmente, pasados 3 años desde la entrada en vigor de este régimen tributario, muy pocas empresas han decidido acogerse a él. Entre otros motivos, porque las que lo han hecho han terminado siendo menos competitivas. ¿Vale la pena solucionar tus problemas de cash flow a expensas de perder competitividad?
Los inconvenientes del criterio de caja
- Resta competitividad
Acogerse al criterio de caja del IVA sí puede servir para solucionar el problema de liquidez que sufren muchas empresas. Pero también les resta competitividad. ¿Por qué?
La cuestión es que el criterio de caja te permite aplazar el pago a Hacienda del IVA repercutido, pero también te obliga a no poder desgravarte el IVA soportado hasta que no pagues las facturas a tus proveedores.
Se da la circunstancia de que, aunque acogerse a esta medida es opcional, no solo afecta a las empresas que lo hacen, sino también a los sujetos pasivos que operan directamente con estas empresas. Y ello no les beneficia precisamente.
Por ejemplo: si en tu empresa os habéis acogido al criterio de caja y tus clientes te pagan a 3 meses, tú no tendrás que pagar el IVA repercutido de todas esas facturas hasta que las cobres. Pero del mismo modo, tu cliente no podrá desgravarse ese IVA soportado hasta que no te pague, o hasta el 31 de diciembre del año siguiente al de la fecha de factura.
Con lo cual, a ti te beneficia el haberte acogido al régimen tributario del criterio de caja, pero perjudica a tus clientes que no lo hayan hecho también, porque tienen que esperar a hacer efectivo el pago para poder deducirse el IVA soportado. Y ello les descuadra la caja.
Es por este motivo que acogerse al criterio de caja resta competitividad a las pymes y autónomos que lo aplican, porque es muy probable que muchas empresas decidan no trabajar con quienes se acogen a esta medida.
- Hay que adaptar la contabilidad
Otro de los principales inconvenientes de acogerse al régimen tributario del criterio de caja es que tienes que introducir una serie de requisitos formales en tu sistema de gestión contable, y ello puede resultar engorroso, según cómo tengas definidos tus procesos y según qué herramientas estés utilizando para la emisión de facturas y la contabilización de impuestos.
Por un lado, si aplicas el criterio de caja, tendrás que especificarlo en tus facturas, incluyendo una frase como “Régimen especial de IVA de caja”. El objetivo es informar a tus clientes sin margen de dudas de que te has acogido a esta medida y, por tanto, no podrán deducirse el IVA soportado hasta que te paguen.
Por otro, tendrás que incluir dos campos nuevos en tus libros de registro del IVA: en uno deberás incluir la fecha de cobro o pago, total o parcial, de las facturas; en otro deberás incluir los medios de pago utilizados para realizar el cobro o pago.
- Complicaciones en la presentación de impuestos
En cuanto a la presentación de impuestos, acogerse al criterio de caja complica un poco más la presentación del modelo 303, el modelo para declarar el IVA.
Si decides acogerte al criterio de caja, deberás marcar una casilla para indicarlo en la página 1 del modelo 303. Del mismo modo, tus clientes que no sigan el criterio de caja, pero que hayan operado contigo, deberán cumplimentar una serie de campos adicionales.
Por último, como hay una serie de operaciones a las que no puede aplicarse el criterio de caja – como las operaciones intracomunitarias o las que están sujetas a la inversión del sujeto pasivo – deberás especificarlo también en el modelo 303, ya que para estas operaciones estarás contabilizando el IVA siguiendo el criterio del devengo.
Conclusión
La conclusión es que sí, acogerte al criterio de caja puede solucionar tus problemas de cash flow. Pero vistos los inconvenientes, ¿te conviene hacerlo? Puede ser que sí, pero también ten en cuenta que existen otras muchas maneras de mejorar tu flujo de caja para conseguir liquidez.
En cualquier caso, tanto si te acoges o no al régimen tributario del criterio de caja, lo importante es contar con un sistema de gestión contable como Holded, que te permite contabilizar y gestionar todos tus impuestos de forma online, de forma rápida y sin complicaciones.
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