¿Vas a tener que proceder a la disolución de tu sociedad limitada, pero no sabes cómo hacerlo correctamente? Te lo explicamos en este artículo.
Parte de la aventura de emprender comporta saber cuándo decir basta y cuándo decir adiós a nuestro proyecto en el caso de que este se haya agotado. Pero, claro, si levantarlo no fue fácil… Tampoco va a ser disolverlo. Por eso mismo, en este artículo queremos explicarte cómo disolver una empresa limitada de la forma más correcta posible. Todo sea para evitarte quebraderos de cabeza.
Porque va a ser un momento duro y triste: decirle adiós a tu negocio, a tu equipo, a tu local… Incluso a tu sistema de facturación, al que también se le coge cariño. Pero, más que probablemente, lo aprendido en este viaje te servirá en los próximos. O, quién sabe, puede que hayas decidido disolver y liquidar tu sociedad limitada porque ya tienes en perspectiva una nueva posibilidad empresarial.
Sea como sea, este capítulo debes cerrarlo correctamente… Te explicamos cómo conseguirlo a continuación.
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Empieza gratisDisolución y liquidación de una sociedad limitada
Suele pensarse que poner fin a una sociedad limitada pasa, básicamente, por las fases de disolución y liquidación… Pero lo cierto es que este proceso consta más bien de tres estados totalmente diferenciados. Los abordamos uno a uno.
Cómo disolver una sociedad limitada
Lo primero de todo es establecer de forma bien clara el motivo por el que la sociedad limitada va a disolverse. Y entender, fundamentalmente, que su disolución no implica automática la extinción de su personalidad jurídica ni la paralización de su actividad económica… Lo único que asegura la disolución es que la sociedad pertinente pasa de ser una entidad lucrativa a una liquidadora.
Existirán, entonces, todo un conjunto de motivos por los que una sociedad puede declarar que entra en fase de liquidación…
- Por estipulación en sus Estatutos.
- Por reducción de su capital social por debajo de los 3.005,06 €.
- Por instancia de la Junta General, ya sea por conclusión de la empresa, por modificación de los requisitos estipulados en los Estatutos, por paralización de los órganos sociales, por imposibilidad de cumplir con su fin social, por paralización de la actividad constituida como su objeto social durante tres años consecutivos… O debido a muchas otras causas así determinadas por la Junta General.
Fase de liquidación de la sociedad limitada
Después de la fase de disolución de una sociedad limitada, llega la fase de liquidación de la sociedad limitada. Una fase marcada, básicamente, por una cesión de poderes en la que los administradores de la empresa dejan de tener poder sobre ella y nombran a todo un conjunto de liquidadores que se pondrán manos a la obra.
El trabajo del liquidador, entonces, consistirá en cobrar cualquier tipo de deuda pendiente, pagar a los acreedores pertinentes y poner en marcha las acciones requeridas para que la sociedad pueda cerrarse de forma limpia y definitiva. Los liquidadores pondrán especial atención, eso sí, al tema del inventario.
Para empezar, la disolución y liquidación de una sociedad limitada se sustentará sobre la estipulación del inventario del activo y del pasivo de la empresa a fecha de su cese de actividad. El inventario resultante se cerrará entonces y se cursará para la aprobación de la Junta General. En el caso hipotético de que exista un remanente, serán los liquidadores los que lo dividan entre los socios según la cuota de participación en el negocio de cada uno de estos.
El final de todo: acta de disolución de la sociedad limitada
No se vayan todavía, que aún hay más… De hecho, lo que queda es un último paso para los liquidadores, que tendrán que rematar la faena presentando ante notario una escritura pública de extinción de la sociedad acompañada de un balance final de liquidación. Ambos documentos, a su vez, se llevarán al Registro Mercantil para proceder a cancelar los asientos registrales.
Y ya está. Se acabó. La disolución y liquidación de una sociedad limitada habrá llegado a su fin… Y tú serás libre de ponerte con nuevos proyectos que te hagan recuperar la ilusión de los primeros días de tu aventura empresarial recientemente finiquitada.