Pymes

8 razones por las que un negocio debe estar en internet

Puri Ruiz

El mundo ha vivido una revolución digital en los últimos años, y la pandemia ha servido para acentuarlo. Un estudio de una consultoría nacional indica que la mitad de las empresas elevaron las ventas online durante la pandemia. La COVID-19 aceleró un cambio que se estaba cocinando y, tarde o temprano, iba a ser definitivo: los comercios —las empresas en general— necesitan estar presentes en internet.

Los datos hablan

La digitalización es un hecho y, si bien la COVID-19 ha marcado un pico en esta tendencia, lo cierto es que no va a detenerse. Un informe de CaixaBank Research apunta en esta dirección y dice que, si bien el impacto de la venta online durante la pandemia fue especialmente profundo en los meses de aislamiento total y luego bajó, tras el pico del confinamiento había más venta online que antes de que todo comenzara. Esto ocurrió como consecuencia del perfeccionamiento de las herramientas tecnológicas —en parte por causas de fuerza mayor— y los nuevos hábitos del consumidor, se abre una nueva era para el ecommerce.

Tienda física, virtual o híbrida

Ahora bien, llega la gran pregunta. ¿Es mejor tener una tienda física, una tienda online, ambas? Depende, claro está, de a qué sector se dirija su propietario. En principio, los negocios que solo son físicos tienen un radio de alcance muy corto, salvo que hablemos de macroempresas y grandes franquicias. Últimamente vemos dos tendencias en las grandes corporaciones: una, la de cerrar comercios para ganar presencia online (casos como el de Zara o H&M, por poner dos ejemplos); otra, la de abrir tiendas a pie de calle por parte de grandes empresas que solo operaban antes a través de Internet (como ocurrió con Alibaba).

Pero una pyme no tiene la estructura de negocio de un emporio, así que ¿cuál es el mejor modelo para más del 90% de las empresas? Tengas tienda física o no, estos son los motivos por los que digitalizar tu comercio es necesario para crecer:

El número de clientes potenciales aumenta exponencialmente

Es de cajón. Un comercio que tiene un escaparate físico a la calle contará con la clientela potencial de los vecinos que pasan cada día por allí; uno que está en Internet se abre a una infinidad de posibles compradores que lo van a conocer a través de su dispositivo digital.

La venta de productos y servicios gana enteros si el negocio dispone de una versión online, sea o no la única. El boca a boca cada vez se visibiliza más en redes sociales que cara a cara. Incluso con los amigos y familiares. Casi todos nuestros gustos se comunican desde el móvil, la tablet o el ordenador personal.

negocio en internet

La infraestructura es mínima (y los costes, también)

Si dispones de una tienda física, necesitarás de software que te ayude a gestionar de manera eficaz este nuevo modelo de ventas. Cuanto más completo y más intuitivo, mejor; de esta manera te ahorrarás horas en formación y comprensión de las nuevas herramientas.

Pero si quieres vender tus productos o servicios y no cuentas con un espacio real, es perfecto también. Al menos, para empezar hasta que tu negocio sea híbrido (que a menudo no hace falta). Piensa en el gasto que te supone tener una tienda virtual (el coste del software) frente al alquiler de un local, luz, agua, internet… Es decir, que si estabas pensando en poner una tienda y los costes te abruman, un ecommerce es la mejor de las opciones. Eso sí, es importante que definas bien cuál es tu modelo de empresa, cuánto eres capaz de producir, qué servicio de reparto contratar… En resumen, todas esas preguntas que hay que hacerse antes de abrir un nuevo comercio.

Puedes vender a cualquier hora (y cualquier día)

Una tienda física tiene unos horarios comerciales a los que hay que ajustarse: normalmente cierra a mediodía, de nuevo a las 20 h (o algo más tarde si se encuentra en un centro comercial) y los fines de semana. Pero Internet no descansa. ¿Cuántas veces un consumidor desea adquirir un producto en horas en las que las tiendas no están abiertas? Todo ese volumen de negocio que se pierde en los cierres de la tienda física lo mantendrás con la versión online.

De vender en el barrio a hacerlo en… ¿todo el país?, ¿todo el mundo?

De nuevo imagina tu tienda física, si la tienes. Solo puedes vender a la gente que pasa por delante del escaparate (normalmente, vecinos; ocasionalmente, viandantes que pasan por allí y a los que les surge una necesidad). Pues bien, con un ecommerce puedes llegar… hasta donde quieras. Todo el territorio nacional o, por qué no, toda Europa. O el mundo entero. Tendrás que estudiar bien los gastos de envío, pero más allá de eso, las posibilidades de abrirte al mundo son infinitas.

Las tareas automatizadas te permitirán centrarte en lo importante

Lo maravilloso de contar con una tienda virtual es que, con el software adecuado, te olvidas de las tareas de contabilidad y gestión y te centras en lo fundamental: ponerle mimo y cariño a lo que sabes y te gusta hacer. A menudo, el asunto de la facturación, los pedidos, los cálculos, etcétera, roba un tiempo precioso para dedicarlo a la creatividad que necesitas para tu proyecto. En Holded existe un software perfecto para pymes, eficaz e intuitivo, que hace por ti todas esas tareas tediosas y te deja el tiempo necesario para lo demás.

Tienes el escaparate más grande del mundo para ti

Y lo puedes decorar como quieras. Elige un software de tiendas online (los más conocidos son Shopify y PrestaShop), busca a quien te diseñe la web (o escoge un prediseño de los que te ofrecen estos desarrolladores) y ponte manos a la obra. Tus productos, sin faltar uno, estarán a la vista de todo el mundo, con la ventaja añadida de que no corres el riesgo de que los clientes manipulen los productos y los dañen o los tiren sin querer. Además, no te limita el espacio ni la ubicación de la tienda: puedes diseñarla a tu gusto.

Tu cliente tendrá toda la información de un vistazo

Esta es otra de las grandes diferencias. En una tienda física, un cliente preguntará el precio (si no está muy a la vista), las medidas, el material del que está hecho, en cuántos colores lo tienes… Una tienda virtual puede ofrecer toda esa información de un vistazo, dar la opción de ampliar la imagen con una resolución impecable, compara precios sin consultar al vendedor continuamente (lo cual le puede resultar invasivo y hacer que desista). Y no solo eso: un comprador online puede pasearse por la tienda sin que nadie le pregunte qué desea. Eso también es una ventaja añadida a la hora de que el visitante se decida a comprar.

shopify

La capacidad de hacer crecer tu negocio es mucho mayor

Tienes las redes sociales para dar a conocer tus productos o servicios (Instagram es una plataforma maravillosa para ello), tu propia tienda, la capacidad de llegar a todas partes… Obviamente, la posibilidad de que tu negocio crezca es mucho mayor que si solo es físico. Hay que tener en cuenta que internet nos ofrece posibilidades, gratis o de pago, de hacer publicidad de nuestra empresa. Y esa publicidad envía tráfico a la web, por lo que cada vez te conocerá más gente. De dentro y fuera del país.

Y hablando de traspasar las fronteras, si piensas en salir fuera de las fronteras nacionales con tu negocio has de tener en cuenta qué nombre ponerle, entre otras cosas. Uno sencillo de recordar, potente y que no dé lugar a dobles sentidos en otros idiomas, por ejemplo. Aunque, si ya has pensado en ponerlo en marcha, hay una serie de requisitos legales que debes conocer para embarcarte en tu nueva aventura.

No es lo mismo una tienda física que una virtual

Y en consecuencia, no operan exactamente igual. En realidad, una tienda online, una vez has entendido el software que necesita, es sencillísima de mantener. Pero no es igual que la tienda física. Por ejemplo, en lo que al IVA se refiere. Es importante que conozcas la actual situación tributaria de los negocios de Internet, pues han sufrido algunas modificaciones. En nuestra entrada sobre el nuevo IVA del comercio electrónico te quedará todo clarísimo.

Ya sabes: tengas o no un negocio físico, si lo quieres hacer crecer necesitas una versión online. ¿Te animas?

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