Úrsula García, fundadora de Melon Party y Carita Bonita, nos cuenta cómo es estar al frente de dos de los proyectos de ocio más icónicos para la comunidad de mujeres queer en Barcelona.
Los locales de ocio deberían ser sitios de encuentro y comunidad donde poder escapar de responsabilidades cotidianas, pero la hipermasculinización de los ambientes LGTBIQ+ y algunos comportamientos inapropiados, a menudo excluyen a mujeres del colectivo de estos espacios.
Para solucionar este problema, lugares como el Carita Bonita ofrecen un refugio donde la comunidad lésbica puede disfrutar de su tiempo de ocio de forma segura, sin temor a la discriminación o al acoso, a la vez que construyen redes de apoyo.
El Carita ha logrado posicionarse como un local de referencia gracias a su enfoque inclusivo, su ambiente acogedor y su compromiso con la diversión sin prejuicios. Por este motivo, si hablamos de inclusión, fiesta y emprendimiento, tenemos que hablar con Úrsula García.
Ana Melero: ¿De dónde surge la necesidad de abrir un bar musical dirigido a la comunidad lésbica?
Úrsula García: Cuando abrimos Melon Party, había muchísimas más fiestas y bares de chicas, pero fue pasando el tiempo y cada vez había menos locales. En ese momento, pensamos: “¿Por qué no abrimos un bar?”.
En un principio, empezamos alquilando un local solo los viernes y, como nos fue superbién, cuando me propusieron comprar el local, me tiré a la piscina.
A día de hoy, Carita Bonita es uno de los locales de ocio de referencia para público LGBTIQ+ (en concreto para lesbianas y mujeres bisexuales). ¿Qué acciones habéis llevado a cabo para crear una identidad tan reconocida? ¿Cuál ha sido la clave para crear una comunidad en torno al bar?
Fue relativamente fácil porque como con Melon Party hemos hecho tantas cosas, la gente ya nos conocía. Aún así, no tiene nada que ver un público con el otro: uno es muy fiesta y el otro, Carita Bonita, es casa. Es curioso porque no hemos hecho muchas campañas en redes sociales. Ha sido más que ellas nos han buscado y se ha creado una comunidad muy fiel en torno al bar. Tenemos el mejor público del mundo y existe un componente social muy fuerte.
El concepto “Fiesta emprendedora” combina espíritu emprendedor con celebración y disfrute. ¿Cómo integráis la diversión para crear el sentido de comunidad que ofrece el local?
Tenemos la suerte de contar con tres espacios: el de abajo es más festivo, para conciertos y bailar. El del medio más cóctel. Lo llamamos “el burbujeo” porque la gente está o sentada o cambiándose de sitio para interactuar. Por último, la planta de arriba es la zona más tranquila donde normalmente hay grupos de unas diez a quince personas hablando.
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Tanto a nivel empresarial como social, ¿qué ventajas e inconvenientes tiene gestionar un negocio dirigido a un colectivo asociado a la lucha y reivindicación?
La principal ventaja es el ambiente. Siempre pienso: ¿yo cobro por esto? Todo es muy familiar y se crea un entorno seguro, muy sano. Os aseguro que, aunque estemos en Barcelona, siempre me cuentan alguna historia de rechazo. Últimamente estamos alucinando. La mayor desventaja, a pesar de lo que pueda pensar la gente, es que no tenemos competencia. Me encantaría que abrieran muchos más locales como este.
¿Es compatible con la rentabilidad empresarial?
La gente piensa que los locales de ocio dirigidos al colectivo no dan dinero, pero yo os puedo asegurar que no es así. Si no, no me dedicaría a ello. Ahora en agosto organizamos el Bonita Woman Festival, un evento de cuatro días que nace de la necesidad de reivindicar un espacio en el que nos sintamos libres, y si no me fuese bien, no lo haría. No me atrevería a montarlo.
Carita Bonita destaca por ser un lugar inclusivo y diverso. ¿Cómo promovéis la inclusión de otras diversidades? (no solo en términos de sexualidad, sino también de identidad, etnia, edad, discapacidad…)
En el Carita puedes encontrar personas de todas las edades, etnias e identidades. Al final, ¿qué más da? La clave está en adaptarse y, para poder promover todas las diversidades, tenemos que estar presentes en todas las luchas y manifestaciones. No solo en las del colectivo. Es imposible crear la igualdad si no se suma gente a la lucha.
¿Cómo abordáis situaciones de discriminación que puedan surgir en el local? ¿Qué medidas tomáis para promover y mantener un ambiente seguro?
Una vez tuvimos un caso de un hombre que discriminó a varias mujeres del local. En este caso, acabamos llamando a la policía, pero nos sorprendió mucho la reacción de ellas porque fueron quienes intentaron mediar con él y explicarle que no estaba bien lo que hacía. Me sentí muy orgullosa de ellas.
En el ámbito del emprendimiento, ¿qué consejos darías a otras personas que quieren abrir un negocio con una perspectiva similar?
Les diría que no se cierren. Que creen espacios diversos y abiertos de verdad. Hay mucha lucha por hacer y este tipo de locales seguros son muy necesarios. Y también les diría que apuesten por una oferta de ocio variada, no solo meter chicas y ya. Que haya música, charlas, buena carta de cócteles… Ofrecer un lugar que tenga diferentes ramas.
¿Colaboráis con organizaciones o colectivos que trabajan por la diversidad e inclusión?
Formamos parte de la asociación Som Eixample y dentro de esta red, hay muchísimos bares, librerías, restaurantes y tiendas que tienen como objetivo fomentar el comercio y revitalizar el barrio pero siempre desde una perspectiva LGBTIQ+. Detrás de estas empresas hay gente que tiene muy buena calidad humana.
¿Cuál ha sido el mayor logro que has experimentado como emprendedora y gestora de Carita Bonita?
No me podría quedar con uno. Ha habido tantos…
